Drogas y el afán prohibidor

Un ensayo sobre las drogas, las prohibiciones y los delirios colectivos

Una idea de Jordi Cebrián

Tercer dogma prohibicionista: ‘La Droga genera violencia’

Si examinamos el enunciado, veremos que la frase puede tener, al menos, dos lecturas posibles. Por un parte, puede significar que las propiedades farmacológicas de la Droga, de las distintas drogas, impulsan al individuo que las usa a cometer acciones violentas y desaforadas. En un sentido más amplio, deberíamos entender que la frase se refiere no tanto a la Droga como sustancia, sino como concepto que engloba y representa toda la problemática asociada a la misma. En este sentido, la violencia generada por la Droga, incluiría también la procedente de las mafias que regulan el narcotráfico y de los heroinómanos que, bien por no poderse costear la dosis que necesitan para paliar su síndrome abstinencial a los precios fijados por el mercado negro o bien porque, de acuerdo con su etiquetaje social como marginados y peligrosos, asumen su papel, se dedican a delinquir para hacerse con el dinero que necesitan. En esta lectura más amplia del enunciado, deberíamos incluir también, es de suponer, la violencia generada por los sistemas represivos que la sociedad ha organizado a fin de acabar con el uso de drogas: registros sin mandamiento judicial, encarcelamientos de vendedores y usuarios, tiroteos, etc. Estas dos violencias posibles, la generada por las propiedades de las sustancias y la que deriva de nuestro problema con las drogas a nivel social, serán tratadas ahora por separado.

¿Vuelven las drogas violento a quien las toma? De nuevo nos encontramos con un tipo de pregunta que sólo puede tener una contestación correcta si se reformula. Debería haber quedado claro que las reacciones de una persona ante las drogas dependen no sólo de sus propiedades químicas sino de factores externos, predisposición, entorno, etc. El alcohol es sin duda la droga más directamente relacionada con la violencia. Ese fue uno de los motivos esgrimidos por el Prohibition Party en EEUU para que se instaurara la Ley Seca. Malos tratos a niños y a mujeres están relacionados con consumos excesivos de alcohol. Es cierto que de esa correlación estadística no debería extraerse necesariamente una relación causal, dado que los factores sociales o de inestabilidad emocional que llevan a la violencia pueden ser en algunas personas los mismos que llevan al alcoholismo. Sin embargo, es tan innegable que los excesos alcohólicos pueden desinhibir de manera peligrosa a personas ya agresivas, como lo es que el uso normal del alcohol, el que hacen de él la inmensa mayoría de sus usuarios, no vuelve a nadie más violento. Generalizando, podríamos afirmar que las drogas de tipo narcótico, como los opiáceos o los tranquilizantes, no inducen a la violencia sino a la inacción y que las drogas estimulantes, como la cocaína o la cafeína, podrían, en ciertas condiciones, facilitar reacciones violentas. Pero, como en el caso del alcohol, para la gran mayoría de los consumidores de café o de cocaína esta afición no les vuelve más agresivos de lo que ya eran previamente, y desde luego, no convierten a nadie en máquinas de matar. En el caso de los alucinógenos, nos encontramos con que el estado mental inducido farmacológicamente es más bien el de contemplación y éxtasis, poco compatible con arrebatos violentos. Por lo que respecta a la marihuana, es suficiente con exponer la opinión de Stuart Taylor, del centro de Psicología Aplicada de la Kent State University, quien en un reciente congreso sobre ‘Biología y Sociología de la Violencia’, “llamó la atención sobre el hecho de que la marihuana sea ilegal, cuando está comprobado que su consumo en altas dosis reduce los efectos agresivos, al contrario de lo que ocurre con el alcohol, que genera actitudes violentas” .

Es fundamental entender que no es la sustancia sino la tríada formada por ésta, el estado de ánimo de quien la toma y los factores ambientales, lo que configura la mayor parte de los efectos que atribuimos normalmente a causas exclusivamente farmacológicas. Incluso en el caso del alcohol, con el cual se han relacionado más estas tendencias violentas, podemos ver que “no hay duda de que las creencias sobre el efecto del alcohol, cómo se espera que se comporte una persona borracha, y si estar borracho de alguna manera ‘excusa’ la violencia, juegan una parte importante [en los comportamientos violentos relacionados con el alcohol]”. Poca duda cabe, por otra parte, respecto a que la principal violencia engendrada por las drogas es la que tiene como base su prohibición y el mercado negro que ésta implica. Las organizaciones mafiosas que monopolizan el mercado de las drogas ilegales, como en su momento monopolizaron, durante la Ley Seca en EEUU, el comercio del alcohol, son responsables de gran parte de los conflictos violentos relacionados con drogas.

Por otra parte, resulta paradójico observar cómo, al tiempo que se transmite la idea de que las drogas generan, por su uso, violencia en nuestras calles, se acepta también que la mejor manera de ‘pacificar’ nuestras cárceles es permitir, de manera más o menos tácita y, por supuesto sin que se admita públicamente, la entrada de drogas en las mismas.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Muy agradecido por tu acercammiento a este tema, me ayudaste a apliar mis horizontes ya que ahora estoy realizando mi tesis para la auniversidad que es sobre este tema.

12:26 PM  

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