Drogas y el afán prohibidor

Un ensayo sobre las drogas, las prohibiciones y los delirios colectivos

Una idea de Jordi Cebrián

Prohibicionismo: cambios de rumbo

La aplicación de una ley nunca tiene marcha atrás. Aunque desaparezca, los efectos generados mientras estaba vigente modifican el futuro. En el caso de un conjunto de leyes que criminalizan a enormes sectores de población, que justifican la desinformación y el engaño y que generan unos enormes problemas sociales, pensar que una abolición de las mismas es suficiente para que todo vuelva a estar como antes es, sin duda, ilusorio. Muchos males ocasionados por la prohibición continuarían sin ella, como continuarían estando enfermos de SIDA todos los infectados como consecuencia de tan nefastas legislaciones. La mayoría de quienes abogan por la liberalización de las drogas creen, por tanto, en una ‘voladura controlada’, conscientes de los peligros nuevos que tantos años de prohibición han generado. Por ello, aunque la propaganda oficial de quienes velan por nuestra salud física y mental pretende hacer ver que la única alternativa a la prohibición es la anarquía narcótica donde todo esté permitido, lo cierto es que el debate en el seno de quienes se oponen a la prohibición es profundo, intenso y apasionado. En él se dirimen también, aunque revistiendo otras formas, cuestiones básicas que tratan de la libertad, el orden y la legitimidad de ciertas personas para imponer su voluntad sobre otras. Las posiciones de los antiprohibicionistas van desde el “todas las drogas de venta libre en el supermercado” hasta el más estricto sistema de reparto a usuarios autorizados por médicos a través de monopolios estatales. Pero la dificultad y diversidad de opciones a la hora de llevar a cabo la voladura, no deben hacernos dudar de la necesidad esencial de realizarla.

Sin entrar a analizar propuestas concretas, quisiera comentar algunos aspectos generales de la cuestión. Hay cinco grandes maneras en que una legislación puede abordar el control de las sustancias psicoactivas:

- Prohibición total. En este caso, los actos de producción, tráfico y consumo de drogas están clasificados como delito y se persiguen y castigan con penas de cárcel. Las leyes pueden dar incluso el mismo tratamiento a acciones que de alguna manera promuevan o faciliten esos actos, desde el comercio o tenencia de precursores necesarios para la fabricación de drogas, a los actos de apología del uso de drogas o de difusión de manuales de cultivo o fabricación de productos ilícitos.

- Prohibición total modificada. Bajo esta opción, ciertos actos relacionados con las drogas, aun manteniéndose como ilegales, dejan de ser considerados delito y son castigados con sanciones administrativas. Normalmente esta alternativa despenaliza el consumo, la tenencia para uso personal y, en ocasiones, el cultivo en pequeña escala.

- Prohibición parcial. En este supuesto, el consumo, posesión y cultivo a pequeña escala deja de ser ilegal, aun cuando continúan siéndolo la fabricación a gran escala, el comercio, la publicidad y el uso en público. Estas acciones pueden ser consideradas como delictivas o bien como merecedoras de sanciones administrativas.

- Sistema de licencias. Mediante el cual se autoriza a determinadas personas o empresas a usar, producir y vender sustancias psicoactivas bajo determinadas restricciones. Esta alternativa sería la equivalente a la que rige las sustancias psicoactivas legales consideradas medicinas. En efecto, los tranquilizantes, antidepresivos, barbitúricos o anfetaminas, pueden fabricarse, venderse y usarse legalmente a condición de cumplir normativas más o menos estrictas. En este caso, la autorización del uso personal debe darla normalmente un médico.

- Legalización. Es decir, disponibilidad completa o casi completa de la droga, con mínimas restricciones que acostumbran a tener relación con la edad de los compradores, la publicidad y los lugares donde puede venderse o consumirse la droga.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Jordi:

Me parece interesante el análisis y las ideas generales que planteas respecto a la prohibición del consumo de drogas.

Me has echo pensar bastante.

Como consumidor, no tengo claro los impactos sociales de la despenalización, más bien, temo que se me escapen algunas formas en que la sociedad cambiaría, y que quizas no deseo

Creo que debe haber algun control, porque la marihuana por ejemplo, no es una sustancia inocua, por llamarla asi. Claramente un niño no debiera consumirla, aunque quizas les ayude a ser mas inteligente de lo que ya son.

Disculpame, me deje llevar

2:43 PM  

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