Drogas y el afán prohibidor

Un ensayo sobre las drogas, las prohibiciones y los delirios colectivos

Una idea de Jordi Cebrián

Los cambios provocados por la prohibición

Cuando la reprobación pública ante una conducta o una ideología perdura en una sociedad un gran número de años, es inevitable que los motivos del desagrado vayan modificándose y adaptándose a la evolución social. Los cambios culturales, ideológicos, políticos y económicos que se han producido en nuestras sociedades durante este siglo, sumados a los cambios específicos que la prohibición ha generado en el problema que pretendía resolver, hacen que las percepciones del problema con las drogas que tenemos hoy en día se parezcan poco a las que iniciaron este conflicto. Tampoco los motivos que entonces parecían prevalentes son asumidos hoy con la misma convicción, habiéndose desplazado las justificaciones de orden moral hacia las de tipo sanitario. Parece como si la transmisión cultural del rechazo fuera independiente de las causas que lo originaron. El mismo proceso se da, de hecho, en la perpetuación de tradiciones y costumbres. Son repetidas regularmente sin que la información sobre sus orígenes sea necesariamente conocida. Al final, la costumbre se justifica por sí misma, por tradición. Se sigue haciendo algo porque siempre ha sido así, o se impide un comportamiento porque siempre ha estado prohibido. Tal y como cité en el primer capítulo del libro, el olvido de los orígenes acostumbra a acentuar la intensidad de la defensa de la tradición o la prohibición. Al olvidarse las causas reales, sólo queda una especie de motivación trascendente, más allá de la razón, y que se convierte en una ‘fe’. Cuando este fenómeno de inercia social acontece en aspectos anecdóticos o puntuales, no suele tener mayor importancia. Pero cuando el tabú está hondamente implicado en el acontecer diario de la colectividad, adquiere una fuerza capaz de transformarla. La prohibición de las drogas ha modificado la sociedad en aspectos fundamentales que habremos de analizar. En particular, las estructuras políticas generadas para mantener la prohibición son de tal magnitud que han pasado a convertirse en un problema por si mismas. Los cambios generados por el sistema tanto en las mentes como en las instituciones, se convierten así en motivos nuevos que dan nuevas justificaciones al mantenimiento del actual estado de cosas.

Uno de los cambios más importantes que la prohibición ha generado, consiste en haber conseguido que ‘la Droga’ se perciba como problema. Contra lo que parecería lógico, la prohibición se implantó en un momento en el cual no existían grandes problemas con las drogas y por motivos extracientíficos. Sin embargo, la problemática sanitaria generada por las restricciones impuestas a la manufactura y uso de las drogas, así como la criminalización provocada por la persecución policial de productores, vendedores y usuarios, han conseguido que ‘el problema de la Droga’ forme parte ya de la opinión pública de manera permanente, resultando difícil hacer entender la diferencia entre los problemas propios de las sustancias y sus usos de los mucho más numerosos que nuestras leyes antidroga han provocado. Son muchos los autores y tal vez Szasz el más insistente de ellos, que defienden la teoría de la ‘profecía autocumplida’ en lo que se refiere al agravamiento del problema con las drogas. Según ellos, las estructuras políticas, médicas y morales de una sociedad, apoyadas por los medios de comunicación como amplificadores de sus mensajes, pueden crear ‘problemas’ a partir de realidades previas no percibidas como tales. El caso que nos ocupa es, sin duda, un ejemplo flagrante de ello.