El problema de la 'droga': La percepción de la Droga como problema sanitario

La percepción de la Droga como problema sanitario

La Droga y la salud son, en nuestro mundo imaginario, conceptos contrapuestos entre los que hay que elegir. Esta contraposición está tan profundamente enraizada en nuestro inconsciente que la Droga es ya no sólo antónimo de salud, sino sinónimo de enfermedad y de muerte. Cuando se habla de Droga se habla de veneno. Los drogadictos son toxicómanos, maniáticos de lo tóxico, de lo que mata. Un vendedor de drogas es un ‘traficante de muerte’. Como trataré de hacer ver, lo único que tienen de bueno estas simplificaciones absurdas es que permiten idear fácilmente ingeniosos e inútiles eslóganes que se difunden como si de información se tratara: ‘engánchate a la vida’, ‘la droga mata’, ‘No a las drogas, sí a la vida’, etc. Pero esta distorsión de la realidad es una barrera más a la hora de intentar usar datos y lógica para obtener conclusiones. Demos pues un paso más allá y pensemos en cuáles creemos que son los problemas de salud ‘intrínsecos’ a la Droga.

Con razón o sin ella, pensamos que la Droga causa trastornos de todo tipo en el organismo humano, todo ellos nefastos, claro está. Pocos sabrían concretarlos , pero muchos coincidirían en afirmar que la Droga deja a quien la toma muy hecho polvo y que al final se muere. Y si no estuviéramos seguros de que esto fuera así, nos recordarían aquel anuncio que nos mostraba, con morbosa recreación, un joven inyectándose algo y muriendo entre espasmos y convulsiones en un edificio en ruinas y ante la mirada triste de una hermosa niña, tal vez su hermana. Pero la Droga no sólo destroza el cuerpo, no. Te destroza el cerebro, te vuelve loco. En un anuncio muy premiado se mostraba claramente que 'esnifar' cocaína, por ejemplo, era equivalente a meterse un gusano, vivo por lo demás, por la nariz y dejar (ya son ganas) que te royera el cerebro. En otro espot, un huevo frito, grasiento y chisporroteante, era enfocado por la cámara mientras una voz de fondo afirmaba en tono de patetismo autosatisfecho: ‘este es tu cerebro con drogas’. Todos estos alardes de publicidad informativa demuestran que la Droga es mala para la salud, ¿no?. Sí, claro, no hay duda. Pero es que además de todo eso y por si fuera poco, la Droga ‘engancha’. Quien toma Droga ya no puede dejar de tomarla y hace cualquier cosa por seguir consumiendo, como atracar con navajas y robar a su familia hasta llevarles a la miseria (lo que nos acerca a la visión social y de orden público de toda esta historia). Y, además, la Droga tiene el problema añadido de la muerte por sobredosis, que eso sí que es malo de verdad. En fin, éste es el problema sanitario de la Droga, según una mayoría de la opinión pública. Y para quien crea que me he excedido en la caricatura, reformularé la percepción del problema sanitario de la Droga tal y como lo expondría una persona responsable y cultivada: ‘Las drogas’, nos diría, ‘son un peligro evidente para la salud. Cada una de ellas, de un modo u otro, causan grandes trastornos psicológicos y fisiológicos. Las hay que destrozan el hígado, otras tienen efectos teratógenos, algunas provocan una depresión del sistema nervioso central que, en según qué dosis, podría provocar la muerte. Y por lo que respecta a la salud mental, es sabido que todas ellas influyen de manera muy negativa en el delicado equilibrio psicológico del ser humano, pudiendo desembocar su uso crónico, o aun esporádico, en cuadros depresivos, de angustia o en trastornos psicóticos muy graves, que pueden llevar al asesinato o al suicidio...’. No sigo. Las mentiras y las medias verdades pueden formularse tanto en tono popular como usando un registro académico. Pero la conclusión de unos y otros es la misma: la Droga es mala para la salud, perjudica gravemente a quien la toma, le vuelve dependiente y acaba matándole.

Pero ésta es sólo una parte de la percepción sanitaria del problema. Si la cosa acabara aquí, tendríamos enfermos a los que tratar y punto. La visión de la Droga como enfermedad va más allá. Nos lleva a ver la Droga como una enfermedad epidémica. Y eso nos permite tratar la Droga como un problema, no ya de salud, sino de salud pública. Es decir, el drogadicto fomenta, mediante su ejemplo e inducción, el abuso de determinadas sustancias prohibidas, dañinas, entre el resto de la sociedad y, en especial, los jóvenes. Y como parecería difícil aficionar a la gente a la Droga, habida cuenta de lo dañina y perjudicial que es, se vale para ello de mentiras y falsas promesas de ‘paraísos artificiales’. Esta visión epidemiológica llevará, como veremos, a tratar al drogadicto no ya como enfermo, sino como enfermo altamente infeccioso al que conviene aislar de las personas ‘sanas’.